jueves, 11 de diciembre de 2014

Perdido sin ti

Anoche volví a soñar contigo recordé los momentos que pasábamos, esos momentos felices pero, ¿donde han quedado?… no sabes lo que yo daría por volverte a mirar siento que eres la única persona en el mundo capaz de comprenderme sabias cuando algo me pasaba si estaba triste o contento, sabias escuchar  todo lo que te decía, esas miradas entre tu y yo que sacaban chispas y a pesar de todo esto deje que te fueras de mi lado.

Aun recuerdo el primer día que nos vimos, tú fijaste en mi aquella dulce y fría mirada mientras yo caminaba en aquella cafetería fue entonces que me gire y te vi ahí sentada me acerque y con una sonrisa dije:
-Disculpe señorita ¿esta ocupado? La he visto tan sola y me he acercado. 

Al decir esto me miraste de una manera tan extraña quien iba a pensar que a partir de ese día toda mi vida cambiaría. Yo no creía en el amor y cosas lindas como el resto de las personas siempre pensé que era una invención de los medios de comunicación solo para darnos unas chispa de esperanza pero todo eso cambio cuando te conocí y fue por queso que no sabia que debía hacer me daba miedo enamorarme de ti iba en contra de lo que yo pensaba fui un tonto no sabes cuanto daría por que ahora estuvieses aquí a mi lado compartiendo tu vida al lado mio siendo felices hasta el final me hubiese gustado seguirte hasta que los dos fuésemos solo polvo.

Fue ese mismo miedo el que te alejo de mi lado claro no pasarías tu vida con una persona que no sabe lo que quiere que no se atreve a luchar por ti me conocías tanto que sabias incluso cuando te mentía…

Cuando me quede solo en case me di cuanta la falta que me hacías, es duro solo cocinar para uno sentarme en la mesa y que nadie me acompañe a veces suelo invitar a mis amigos pero que va ellos no pueden remplazar tu presencia, por que tu y yo éramos diez dedos que enlazaban a la perfección sacabas mi lado cursi a que lado que yo no conocía

Mi vida se convirtió en un desastre, el dolor y arrepentimiento de no haber corrido hacia ti cuando cruzaste la puerta sentí que mi alma se iba contigo, ¿y si te hubiera detenido? ¿En realidad habría funcionado lo nuestro? eso no lose pero yo quería estar a tu lado pero creo que no fue suficiente para logar que te quedaras.

Como es posible que te halla legado a querer tanto, daría todo por que te cruzaras nuevamente en mi vida seguramente si nos volvemos a ver algún día el tiempo se detendrá como lo hizo aquel día en la cafetería espero que sigas igual que aquel día elegante, hermosa no sabes cuanto te hecho de menos cada día me imagino que nos volvemos a encontrar.

Creo que la única manera de que tú y yo estemos juntos es cuanto te pienso o te sueño me pregunto si tu me extrañaras aunque sea un poco los suficiente como para regresar a mi lado quiero que sepas que muchas experiencias me han hecho ordenar mi vida y todo esto te lo debo a ti se que algún día acabaremos juntos que vendrás a mi lado y como quiera que lo hagas yo te esperare...
                                          Te quiere: Miquel  


Termine de escribir esta carta y la deje con el encargado de la cafetería con la esperanza de que te viera y te la entregara, pasaban los días yo regresaba diariamente a ese lugar tentando a la suerte para poder verte una vez mas, solo Espero que ese día llegue tomes mi mano y me lleves muy lejos.

viernes, 28 de noviembre de 2014

viernes, 21 de noviembre de 2014

dialogo modificado de la celestina

ACTO MODIFICADO
ARGUMENTO DEL QUINTO ACTO
Se despidió Celestina de Melibea, va por la cuadra charlando consigo misma entre dientes. Llego a su cantón, vio a Sempronio, que la esperaba. Los dos platican hasta llegar al cantón de Calisto, Pármeno los vio, dile a Calisto su dueño, el cual hizo que abriera la puerta.
CELESTINA.- ¡O duros trances! ¡O cruda valentía! ¡O gran calada! ¡qué tan cerca estuve de la huesuda, si mi astucia no guiara con el tiempo las velas de la petición! ¡O amenazas de la vieja braua! ¡O enojada vieja! ¡O demonios a quien yo invoque! ¿Cómo efectuaste tu palabra en todo lo que te pedí? En cargo te soy. Así domaste a la cruel hembra con todo el power le diste tan adecuado lugar a mis palabras cuanto deseé, con el alejamiento de su maps. ¡O ruca Celestina!
¿Vas contento? Sabes que la mitad ya estuvo, cuando las cosas tienen buen comienzo ¡Oh sinuoso aceite! ¡Oh claro hilado! ¡Cómo estuvieron todos a mi favor! ¡Oh, yo quebrara todos mis acontecimientos hechos y por hacer ni creyera en hierbas ni piedras ni en palabras! Pues entusiásmate, ruca, que más ganarás de esta riña  que de quince virgos que modernizaras.
¡Oh desgraciadas haldas, prolijas y extensas, cómo me estorbáis de llegar adonde han de descansar mis
Nuevas! ¡Oh buena suerte, cómo apoyas a los osados y a los retraídos eres inversa! Nunca
Escondiéndote te salvaras de la huesuda siendo un rajón. ¡Oh cuántas equivocaran en lo que yo he acertado! ¿Qué hicieran  en tan grueso  estrecho estas nuevas mairas de mi jale sino responder algo a Melibea, por
donde se esfumara cuanto yo con buen callar he rifado? Por esto dicen que quien las sabe las
hace y que es más cierto doc el experimentado que el letrado y la experiencia y desilusión
hace los ñeros sutiles y la doña, como yo, que alce sus faldas al pasar del cruce, como
maira. ¡Ay lazo, lazo! Yo te haré traer por fuerza, si vivo, a la que no quiso darme su
buena habla de grado.
SEMPRONIO.- O yo no miro bien o ella es Celestina. ¡Válala el satanás, haldear que
trae! Charlando viene entre dientes.
CELESTINA.- ¿De qué te pegas, Sempronio? Juzgo que en verme.
SEMPRONIO.- Yo te lo explicaré. La curiosidad de las cosas es madre del asombro; el asombro creado en los ojos crece el ánimo por ellos; el ánimo es forzoso a descubrirlo por estas superficiales señales. ¿Quién jamás te notó por la calle, bajada la cabeza, ubicados los ojos en el suelo y no echar un vistazo a ninguno como ahora? ¿Quién te notó discutir entre dientes por las calles y venir animando, como quien va a ganar un bien? Verifica que todo esto es suceso para ser maravilla quien te ha visto. Pero esto dejado, platícame, por todopoderoso, con qué acudes. Dime si tenemos morra o morrito Que a partir de que sonó la una te espero sentado aquí y no he tenido mejor huella que tu retraso.
CELESTINA.- Mocoso, ese criterio de bobos no es realmente cierto, que otro tiempo me pudiera atrasar más y dejar allí a lo lejos las narices; y otras dos narices y lengua: y así que, mientras más tardes, más costoso me saldrá.
SEMPRONIO.- Por cariño mío, señora, no pase de aquí sin decírmelo.
CELESTINA.- Sempronio cuate, ni yo me podría levantar  ni el sitio es apto. Vente pa ’ca conmigo. Frente de Calisto escucharás maravillas. Que será estropeada mi oficina informando  con varios. De mi boca quiero que este al día lo que se ha realizado. Que, aunque tenga que haber una partecilla del beneficio, quiero yo todos los agradecimientos del trabajo.
SEMPRONIO.- ¿Partecilla, Celestina? horrible me parece eso que opinas.
CELESTINA.- silencio, loquillo, que parte o partecilla, cuanto tú me digas te facilitaré. Todo lo mío es tuyo. Disfrútalo y aprovéchalo, que sobre el partir nunca pelearemos. Y también sabes tú cuánta más miseria tienen los viejos que los jóvenes, principalmente tú que vas a mesa puesta.
SEMPRONIO.- Otras cosas he de necesitar más de comer.
CELESTINA.- ¿Qué, chaval? ¡Una docena de cintas y un collar para el gorro y un arco para caminar de cantón en cantón derribando a pájaros y encantando pájaras a las ventanas! Chiquillas digo, bobo, de las que no saben volar, que bien me entiendes. Que no hay mejor alcahuete para ellas que un arco, que se puede entrar cada un dispuesto bruto, como dicen: en molesto trama etc. ¡Más ay, Sempronio, de quien tiene de conservar reputación y se va haciendo anticuada como yo!
SEMPRONIO.- ¡Oh halagadora ruca! ¡Oh rancia repleta de mal! ¡Oh codiciosa y codiciosa gollete! También me quiere a mí mentir como a mi señor, por ser rica. ¡Pues mala suerte tiene! ¡No le alquilo el ingreso! Que quien con modo lento escala en lo alto, más pronto cae que sube.
¡Oh que mala cosa es de saber del hombre! Bien dicen que ninguna mercancía ni animal es tan difícil! ¡Mala anciana, mentirosa, es ésta! ¡El demonio me involucro con ella! Más tranquilo me fuera huir de esta dañina víbora, que tocarla. Mía fue el tropiezo. Pero gane bastante, que por bien o mal no dirá que no a la promesa.
CELESTINA.- ¿Qué comentas, Sempronio? ¿Con quién conversas? ¿Llegas me cortando las faldas? ¿Por qué no pinchas?
SEMPRONIO.- Lo que vengo hablando, señora mía, es que no me asombro que seas inconstante, que sigues el pasaje de las muchas. Me habías dicho que atrasarías este bizne. Ahora vas sin juicio por decir a Calisto cuanto pasa. ¿No sabes que eso es algo obtenido que es por tiempo anhelado y que cada día que él castigaba era doblarnos el beneficio?
CELESTINA.- El propósito cambia al sabio; el necio resiste. A nuevo negocio, nuevo consejo se necesita. No recapacité yo, hijo Sempronio, que así me reconociera mi buena fortuna. De los reservados mensajeros es hacer lo que el tiempo quiere. Así que la forma de lo hecho no puede ocultar el  tiempo fingido. Y más que yo sé que tu señor, según lo que de él aprecié, es generoso y algo caprichoso. Más servirá en un día de buenas nuevas que en ciento que transite penoso y yo de aquí para allá. Que los apurados y repentinos placeres producen alteración, la mucha alteración dificulta el reflexionar. Pues ¿en qué podrá terminar el bien sino en bien y el alto mensaje sino en largas alegrías? Silencioso, bobo, deja hacer a tu ruca.
SEMPRONIO.- Pues dime lo que pasó con aquella generosa jovenzuela. Dime alguna palabra que saliera  de su boca. Que, por todopoderoso, así castigo por saberla como mi patrono castigaría.
CELESTINA.- ¡Silencio, loco! Destaca la naturaleza. Ya lo noto en ti, que desearías estar más al sabor que al olor de este bizne. Andemos rápido, que estará loco tu señor con mi mucha lentitud.
SEMPRONIO.- Y aun sin ella lo está. * * *
PÁRMENO.- ¡Amo, amo!
CALISTO.- ¿Qué necesitas, loco?
PÁRMENO.- A Sempronio y a Celestina los veo cerca de casa, haciendo paradas de rato en rato y, cuando están quietos, hacen líneas  en el suelo con la espada. No sé qué es.
CALISTO.- ¡Oh delirado, perezoso! Velos llegar: ¿no puedes bajar andando a abrir la puertezuela? ¡Oh alto Dios! ¡Oh excelente divino! ¿Con qué vienen? ¿Qué nuevas tienen? Que tan grande ha sido su retraso que solo esperaba su regreso que el fin de mi remedio. ¡Oh mis tristes oídos! Disponer a lo que vinieron, que en su boca de Celestina está ahora alojado el alivio o condena de mi corazón. ¡Oh, sí en sueño se pasara este poco tiempo hasta ver el inicio y el fin de sus palabras! Ahora tengo por seguro que es más difícil, al malhechor esperar la cruel y radical fallo que el suceso del conocido fallecimiento. ¡Oh amplio Pármeno, manos de muerto! Quita ya ese enfadoso aviso llamador: entrará esa noble señora, en cuya habla está mi vida.
CELESTINA.- ¿Escucha, Sempronio? De otro humor anda nuestro señor. Bien atrasan estas razones a las que escuchamos a Pármeno y a él la primera vuelta. De peor en bien considero que va. No hay términos de los que dice que no vale a la anciana Celestina más que una falda.
SEMPRONIO.- Pues entrando imagina que no ves a Calisto y platica algo bueno.
CELESTINA.- Silencio, Sempronio, que aunque haya arriesgado mi vida, más merece Calisto y su súplica y tuyo y más obsequios espero yo de él.









ACTO MODIFICADO
ARGUMENTO DEL DECIMOSEXTO ACTO
Pensando Pleberio y Alisa tener su morra Melibea el don de la virginidad conservado, lo cual, según ha parecido, está en contrario, y están razonando sobre la boda de Melibea; y en tan gran cantidad le dan pena las palabras que de sus jefes  oye que envía a Lucrecia para que sea Causa de su silencio en aquel propósito.
PLEBERIO, ALISA, LUCRECIA, MELIBEA.
PLEBERIO.- Alisa, camarada, el tiempo,  se nos va, como dicen, entre las manos.  Pasas  los días como agua de río. No hay cosa tan leve para huir como la vida. La huesuda nos sigue y rodea, de la cual somos vecinos y hacia su bandera nos emparejamos, según Naturaleza . Esto se ve tan claro , si echamos una mirada a nuestros iguales, nuestros familiares en derredor. Todos los traga  ya la tierra, todos están en sus eternas moradas. Y pues somos inciertos cuándo abemos de ser llamados, viendo tan ciertas señales, debemos echar nuestras barbas en riego y aparejar nuestros descuidados para andar este preciso camino; no nos tome improvisos ni de salto aquella cruel voz de la muerte. Ordenemos nuestros espíritus con tiempo, que más vale prevenir que ser prevenidos. Demos nuestra fortuna a dulce sucesor, acompañemos nuestra única morra con marido, cual nuestro estado requiere, porque vamos descansados y sin dolor de este mundo. Lo cual con mucha rapidez debemos poner desde ahora por obra y lo que otras veces abemos introducido en este caso, ahora haya ejecución. No quede por nuestra abandono nuestra morra  en manos de tutores, pues parecerá ya mejor en su propio cantón que en el nuestro . Quitarla hemos de lenguas de chusma, porque ninguna virtud hay tan perfecta que no tenga difamadores y chismosos. No hay cosa con que mejor se conserve la limpia fama en las vírgenes que con temprano casorio. ¿Quién evitaría nuestro parentesco en toda la ciudad? ¿Quién no se hallará contento de tomar tal joya en su compañía? En quien caben las cuatro principales cosas que en los casorios se demandan, conviene a saber: lo primero discreción, honestidad y virginidad; segundo, lindura; lo tercero el alto origen y parientes; lo final, pasta. De todo esto le dio la naturaleza . Cualquiera cosa que nos pidan encontrará bien cumplida.
ALISA.- Dios la conserve, mi wey Pleberio, porque nuestros deseos notemos cumplidos en nuestra existencia. Que antes pienso que faltará igual a nuestra morra, según tu virtud y tu grande sangre, que no sobrarán muchos que la merezcan. Pero como esto sea oficio de los jefes y muy ajeno a las jainas, como tú lo ordenares seré yo alegre; y nuestra morra  obedecerá, según su casto vivir y honesta vida y humildad.
LUCRECIA.- ¡Aun si bien  estubieras al corriente, explotarías! ¡Ya!, ¡ya! ¡Perdido es lo mejor! ¡Mal año se nos  apareja a la madurez! Lo mejor Calisto lo lleva. No hay quien ponga virgos, que ya es Agonizada Celestina. Tarde pactaron  y más habíades de madrugar. ¡Escucha!, ¡escucha! ñora Melibea.
MELIBEA.- ¿Qué haces ahí escondida, chiflada?
LUCRECIA.- Llégate aquí, ñora, oirás a tus jefes  la prisa que traen por  casarte.
MELIBEA.- Calla, por Dios, que te escucharán. Déjalos charlar, déjalos delirar. Un mes ha que otra cosa no hacen ni en otra cosa piensan. No parece sino que les dice el corazón el gran amor que a Calisto tengo y todo lo que con él un mes ha he pasado. No sé si me han sentido, no sé qué sea aquejarles más ahora este cuidado que nunca. Pues mándales yo trabajar en vano. Por demás es la cítola en el molino. ¿Quién es el que me ha de quitar mi gusto? ¿Quién me aparta de mis placeres? Calisto es mi esencia, mi existencia, mi ñor, en quien yo tengo toda mi ilusión. Conozco de él que no vivo engañada. Pues él me ama, ¿con qué otra cosa le puedo pagar? Todas las Deudas del mundo reciben compensación en diverso género; el amor no acepta sino sólo amor por paga. En cavilar en él me alegro, en verlo me deleito, en oírlo me exalto. Haga y ordene de mí a su voluntad. Si pasar quisiere el  mar, con él iré; si rodear el mundo, lléveme contigo; si Venderme en tierra de enemigos, no evitaré su querer. Déjenme mis jefes  gozar de él, si ellos quieren deleitarse de mí. No piensen en estas vanidades ni en estos casorios: que más vale ser buena camarada que mala novia. Déjenme gozar mi juventud alegre, si quieren gozar su ancianidad Fastidiada; si no, presto podrán arreglar mi ruina y su sepultura. No tengo otra lástima sino por el tiempo que perdí de no gozarlo, de no conocerlo, después que a mí me sé conocer. No quiero Novio, no quiero ensuciar los nudos del casorio ni las conyugales pisadas de ajeno hombre Insistir, como muchas topo en los antiguos libros que leí o que hicieron más prudentes que yo, más subidas en estado y linaje. Las cuales algunas eran de fanatismo tenidas por divas, así como Venus, madre de Eneas y de Cupido, el dios del amor, que siendo casada corrompió la Prometida fe conyugal. Y aun otras, de mayores fuegos ardidas, cometieron torpes y Manchados yerros, como Mirra con su jefe, Semíramis con su morrillo, Cánace con su hermano y aun aquella obligada Tamar, morilla  del rey David. Otras aun más cruelmente traspasaron las leyes de lanaturaleza, como Pasifé, mujer del rey Minos, con el toro. Pues jefas eran y grandes ñoras, debajo de cuyas culpas la cuerda mía podrá pasar sin insulto. Mi amor fue con justa causa. Solicitada y suplicada, cazada de su mérito, fatigada por tan astuta maira como Celestina, servida de muy peligrosas visitas, antes que otorgara por entero en su amor. Y después un mes ha, como has visto, que jamás noche ha faltado sin ser nuestro huerto escalado como fortaleza y muchas haber venido en balde y por eso no me manifiestan  más pena ni chamba. Muertos por mí sus secuaces, perdiéndose su fortuna, fingiendo distancia con todos los de la Urbe, todos los días encerrado en el canton con esperanza de verme a la noche. ¡Afuera, afuera el Egoísmo, afuera las alabanzas y el engaño con tan verdadero galán, que ni quiero novio ni quiero jefe ni parientes! Faltándome Calisto, me falta la vida, la cual, porque él de mí deleite, me Agrada.
LUCRECIA.- Calla, ñora, escucha, que todavía persisten.
PLEBERIO.- Pues, ¿qué te parece, ñora mujer? ¿Debemos hablarlo a nuestra morra, debemos darle parte de tantos como me la piden, para que de su voluntad venga, para que diga cuál le late? Pues en esto las leyes dan libertad a los weyes y jainas, aunque estén bajo el Paterno poder, para elegir.
MELIBEA.- Lucrecia, Lucrecia, corre rápido, entra por la trampilla en la sala y dificultales su Conversar, interrúmpeles sus halagos con algún aparente correo, si no quieres que vaya yo dando Palabras como loca, según estoy enfurecida del concepto engañoso, que tienen de mi ignorancia.
ALISA.- ¿Qué dices? ¿En qué pierdes tiempo? ¿Quién ha de irle con tan grande invención a Nuestra Melibea que no la atemorice? ¡Cómo! ¿Y piensas que sabe ella qué cosa sean tipos? ¿Si se ligan o qué es ligar? ¿O que del ayuntamiento de novio y dama se generen los hijos? ¿Piensas que su virginidad simple le conduce torpe deseo de lo que no conoce ni ha entendido jamás? ¿Piensas que sabe vagar aun con el pensamiento? No lo creas, ñor Pleberio, que si alto o bajo de sangre o fachoso o galán de gesto le ordenáremos tomar, aquello será su placer, aquello habrá por bueno. Que yo sé bien lo que tengo criado en mi guardada morra.

LUCRECIA.- Ya voy, ñora.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Celestina

¿DE QUE TRATA “LA CELESTINA”?
La historia trata de un romance entre dos jóvenes que estaban bien económicamente, el joven para conquistar a Melibea el joven fue en busca de una vieja llamada celestina porque supuestamente tenía la habilidad de unir parejas.
El fin de esta obra es el de enseñar que el amor puede llegar a terminar en tragedia. La obra intenta despertar y espabilar a los jóvenes enamorados y “bajarlos de su nube de algodón”.
¿A QUE GENERO PERTENECE?
Su lengua en prosa y el resumen que aparece antes de cada acto se le considera novela; pero por su estructura de dialogo se le considera teatro no representable. De todas formas se trata de una novela dramática.
¿QUIEN Y CUANDO SE ESCRIBIO?
La escribió Fernando de Rojas,  salió a la luz en 1499
¿CUAL ES EL TEMA CENTRAL DEL ACTO QUE ELIJISTE?
CAPITULO 5
En su casa descubre a Sempronio que la está esperando. Ambos van hablando hasta la casa de Calisto y Pármeno, que les ve venir y pregunta a su amo sobre si debe abrir la puerta, abre.
CAPITULO 16

Esto lo oye Melibea, en quien despiertan pena las palabras de sus padres, y envía a Lucrecia para que sea causa de su silencio en aquel propósito.

martes, 4 de noviembre de 2014

Kevin Avalos Sánchez

Reseña literaria

Y el inmenso mar con nuestros amigos y nuestros enemigos. El libro de El viejo y el mar refleja una gran emoción y dedicación por las cosas muestra como el orgullo hace que no te rindas a pesar de todas las pruebas que te pone la vida que debes de aceptar las cosas y luchar hasta el final.

Es una novela escrita por Ernest Miller Hemingway quien gano el premio pulitzer en 1953 gracias a esta publicación,  el año siguiente también se tomo en cuanta cuando le otorgaron el premio nobel de literatura.

Se transmite un sentimiento de fortaleza y de aceptación, al leer el libro puedes sentir como si tu contaras lo que sucede  y al mismo tiempo estuvieses viviendo la historia de Santiago el viejo pescador.

Es una novela que se narra en  pocos días 5 para ser exactos es por eso que la historia va un poco lenta pero no por ello es aburrida al contrario te envuelve por la manera en que describe las cosas y además encuentras buenos ejemplos para nunca rendirte y valorar las cosas.

El echo de que el personaje principal sea un viejo representa mucha admiración por que a pesar de no tener las mismas fuerzas que un joven sabe como hacer las cosas con astucia y así lograr salir adelante tiene experiencia y su hazaña lo convierte en alguien memorable.

“cogió todo su dolor, las fuerzas que le quedaban y el orgullo que había perdido hacia tiempo y lo enfrento a la agonía del pez” esto muestra que para cumplir un objetivo siempre es importante poner nuestro mayor esfuerzo para lograr ver buenos resultados pese a todo.

Este libro es totalmente recomendable por que su contenido refleja demasiado para el lector, se recomienda para personas mayores de 15 años para que el contenido de este mismo sea entendible y tengan una mejor experiencia a la hora de leer y así lo disfrute de una manera adecuada.

No hay partes aburridas en este libro todo es de importancia y va relacionada muy bien de acuerdo a las diferentes situaciones que el personaje pasó a lo largo de la historia.



Este libro te hace recordar que “el hombre no esta hecho para la derrota, al hombre se le puede destruir pero no derrotar” así que no te dejes vencer por nada y lucha por lo que quieres.